Al principio pensaba que sería guay vivir con españolas y hablar castellano en casa todos los días. (Antes lo hablaba sólo con mi padre y mi hermana.) Me equivocaba. Tengo buenos recuerdos y mis compañeras son majas, pero vivir con otros Erasmus de otras nacionalidades resulta más divertido, más cómodo y eso no impide practicar la lengua.
Desde septiembre hasta finales de noviembre, viví con una alemana de 23 años que era Erasmus como yo. Nos llevamos muy bien enseguida. Es una de las personas más encantadoras que encontré en toda mi vida, realmente es una joya, y la echo de menos. Salimos de fiesta juntas, nos reímos, hablamos de chicos (para variar) y sobretodo, me apoyó cuando estaba triste. Lo pasamos muy bien durante tres meses. Pero se fue del piso porque no se llevaba bien con la compañera española. Es una lástima. Por lo menos nos conocimos y agradezco el destino o lo que sea por ello.
Paseo de la Independencia, cerca de casa
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